lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Por qué preocuparse por la formación humanista en este momento?


En esta entrada, la  Dra. Hilda Patiño Domínguez,

Coordinadora del Programa de Reflexión Universitaria,

nos comparte sus consideraciones sobre la necesidad

y la importancia de la formación humanista


¿Por qué preocuparse por la formación humanista en este momento?


Los procesos de globalización económica y, consecuentemente, los mercados de trabajo, enfatizan mucho la necesidad de formar perfiles profesionales técnicos. Esto está bien, siempre y cuando no se descuide la formación de los aspectos valorales y actitudinales en las personas por enfocarse sólo en los conocimientos y habilidades de tipo técnico. Toda profesión tiene, finalmente, un sentido y razón de ser en el servicio que presta a la sociedad, y por tanto se rige bajo un código ético, implícito o explícito,  que fundamenta la confianza y la credibilidad en la capacidad de una persona para ejercerla.  ¿De qué nos sirve un médico excelente que no actúe con ética en el trato con sus pacientes? ¿o un abogado que maneje las leyes para engañar y prestarse a la corrupción? Tal vez estas prácticas puedan funcionar en el corto plazo, pero a la larga destruyen el tejido social. Lo malo es que esto no es una mera especulación, sino que está sucediendo en todos los ámbitos de la vida. ¿Qué es lo que sucede? Creemos que esto se debe en parte a que, al enfatizar tanto las capacidades técnicas de los profesionales se ha descuidado, y a veces, ignorado,  el parámetro ético para juzgar la actuación de los profesionales.
Es necesario recuperar la idea de que finalmente toda actuación en la vida social, si quiere ser constructiva, ha de basarse en la afirmación de la dignidad humana, en la conciencia de nuestra igualdad básica más allá de las diferencias étnicas, religiosas, socioeconómicas, culturales, etc. Afirmar el valor del ser humano es la característica más distintiva del humanismo. Preocuparse por la formación humanista quiere decir justamente esto: reconocer el valor de nuestra dignidad como personas, que no puede alienarse por ningún motivo,  y que es el fundamento de la ética a nivel individual y social.


¿Cuál es el compromiso social del humanista en la construcción social, sobre todo en una sociedad como la mexicana actual?


Un aspecto muy importante de la formación humanista es la ética, la capacidad de tomar decisiones de manera libre y responsable con la conciencia de la interdependencia que tenemos con nuestros semejantes. El individualismo ha hecho mucho daño porque nos sitúa en la ilusión de que no necesitamos de los demás para sobrevivir, y que lo más importante es alcanzar las metas que cada quien se trace sin preocuparse de lo que le ocurra a los que nos rodean. Ahora bien, esto no es más que una ilusión creada por un contexto mercantilista que nos reduce a cosas y nos hace creer que si tenemos dinero no necesitamos de nadie. A la larga esto es autodestructivo y es un engaño. Para ser sostenible, nuestro mundo requiere de la conciencia de nuestra interdependencia.

En el caso de México, que sufre de una tremenda desigualdad socioeconómica, que en el fondo es la raíz de la violencia e inseguridad que padecemos, es urgente hacer un llamado a la reconstrucción del tejido social. Humanistas como el poeta Javier Sicilia han emprendido una campaña en ese sentido, para contribuir a la reconstrucción del tejido social. Nosotros, desde el ámbito de la educación formal, queremos poner también nuestro grano de arena.

Los modelos educativos actuales se ven afectados por la crisis económica mundial e intentan responder a los cuestionamientos que la sociedad en general y los mismos gobiernos les hacen respecto de los elevados presupuestos que se deben asignar a los sistemas educativos y los pobres resultados que se obtienen en términos de los aprendizajes de los alumnos, especialmente en países como México. Como respuesta a esta necesidad de elevar la calidad del aprendizaje y evitar la deserción escolar se han buscado modelos que respondan a las necesidades del mercado laboral y capaciten a los estudiantes para ingresar en él y de esta forma acercar la escuela a la vida y abandonar la idea de un conocimiento enciclopedista, por demás cuestionado en la sociedad del conocimiento, donde el Internet nos permite un acceso casi instantáneo a todo tipo de información. La educación basada en competencias,  en todas sus variantes,  es el modelo prevalente en la actualidad que intenta responder a los desafíos de la educación. Aunque la educación basada en competencias enfatiza la necesidad de la formación en actitudes y valores, muchas veces se olvida y se privilegia la formación técnico-instrumental. De hecho, los contenidos de las materias de humanidades se ven cada vez más arrinconados y casi expulsados de los planes de estudio, como ocurrió en la reciente reforma de la Educación Media Superior en México, que intentó desaparecer las materias de filosofía del plan de estudios en México.

¿Qué hacer al respecto? primero replantearnos qué significa la formación humanista hoy, cómo debemos entenderla, cuál es lo fundamental que la distingue,  cuáles son los retos que debe enfrentar y pensar seriamente por qué es deseable que la perspectiva humanizante se mantenga como parte medular de la educación. A veces se nos olvida que antes que formar técnicos o profesionistas calificados, el propósito de la educación  es formar seres humanos capaces de convivir constructivamente con sus semejantes, lo que implica un énfasis en la formación ética y cívica de las personas. Y esto no es contrario a la educación en competencias, pero hay que saber cómo instrumentarlo.   

¿Cuáles son las preocupaciones latentes entre los jóvenes?

Los jóvenes están en una etapa de construcción de futuro, y por tanto, pueden ser muchas las cosas que les preocupan: encontrar una pareja, escoger una profesión que les guste, realizarse como personas, en fin, ser felices. Aristóteles afirmaba que todos los seres humanos buscamos ser felices, y partir de ello propuso una ética de la felicidad. Y dentro de ese marco general de la búsqueda de la felicidad,  también nos parece que una de las principales preocupaciones de los jóvenes es la de contar con un empleo digno en el futuro que les permita no solo una independencia económica, sino el sentirse útiles, es decir, tener la capacidad de ayudar a otros. Por empleo digno me refiero no sólo a un empleo remunerado justamente, según su esfuerzo y sus capacidades, sino también un empleo donde puedan tener un desarrollo personal, social y profesional. Si lográramos eso, México sería una sociedad desarrollada, justa y productiva. La educación juega un papel muy importante en la construcción de ese futuro deseado.

La Universidad Iberoamericana está celebrando este año 70 años de haber sido fundada. Desde su fundación buscó contribuir al desarrollo de México formando profesionales de alto nivel con un sentido humano; hombres y mujeres para los demás, decía el Padre Arrupe, el general de la Compañía de Jesús. Los jesuitas se han distinguido a lo largo de la historia por su obra educativa, por su interés en formar personas críticas y solidarias con las causas de la justicia social; de ahí que el Padre Nicolás, actual General de la Compañía de Jesús, nos exhorta no a formar a los mejores hombres y mujeres del mundo, sino para el mundo.  Esta filosofía inspira todas las actividades que la Ibero realiza cotidianamente. Entre estas actividades destaca de manera importante el Programa de Servicio Social Universitario,  que está orientado a desarrollar la sensibilidad social de nuestros estudiantes para que ellos aporten sus conocimientos profesionales a la solución de problemas reales que tienen que ver con situaciones de pobreza, injusticia y marginación. En este sentido, la Ibero es un modelo a seguir para muchas instituciones,  no sólo en México, sino en América Latina. También, desde su fundación incluye en el plan de estudios de cada carrera materias de carácter humanista que buscan promover en los estudiantes la reflexión crítica y la ampliación de su horizonte de comprensión hacia otros campos disciplinares y otras metodologías para abordar la realidad, como puede ser por ejemplo, el arte, la poesía, la literatura en general. No importa si eres ingeniero o arquitecto, tu mundo será mejor si sabes gozar de estos campos de la creatividad humana.
Hay una apuesta seria por la formación integral e interdisciplinar desde el modelo educativo de  departamental de la Ibero, donde no hay facultades, sino departamentos que colaboran conjuntamente en la formación del perfil profesional de los alumnos. El enfoque interdisciplinar, las materias de formación humanista llamadas de “materias de reflexión universitaria” y el servicio social profesional son sólo tres ejemplos de las actividades cotidianas que en la Ibero se promueven para lograr una educación humanista. Creo, como señala la conocida filósofa norteamericana Martha Nussbaum  (a quién,  por cierto,  la Ibero le otorgará el Doctorado Honoris Causa en noviembre de este año), que “si no insistimos en la importancia fundamental de las artes y las humanidades, éstas desaparecerán, porque no sirven para ganar dinero. Sólo sirven para algo mucho más valioso: para formar un mundo en el que  valga la pena vivir…”

Dra. Hilda Patiño Domínguez
Coordinadora del Programa de Reflexión Universitaria
Dirección de Servicios para la Formación Integral
Universidad Iberoamericana Ciudad de México
(+) (52) 5950-4067

martes, 5 de noviembre de 2013

Bienvenida

Como una forma de mantener el diálogo y la reflexión
suscitados a partir de la realización del
Primer Congreso Internacional para la
Formación Humanista,
abrimos este espacio de participación colectiva.
El intercambio de ideas y propuestas
nos enriquecerá a todos.

Sean bienvenidas todas las participaciones.

Afectuosamente,


El equipo del Programa de Reflexión Universitaria
UNIVERSIDAD IBEROMERICANA Ciudad de México