Con Antje Jackelen,
temas y preocupaciones compartidos: el común testimonio de los cristianos
perseguidos, la acogida a los sudamericanos que huyeron de las dictaduras, los
refugiados.
del Vaticano «¡Estimada Señora Jackelén, querida hermana,
queridos amigos!». Papa Francisco comenzó de esta manera su discurso ante Antje
Jackelén, arzobispa de Uppsala y primado de los luteranos suecos, que fue
recibida esta mañana en el Vaticano con una delegación de la Iglesia
evangélica-luterana de Suecia. Fue además una ocasión para afrontar diferentes
temas, como el testimonio de los cristianos perseguidos en el mundo, que une a
las diferentes confesiones, las divisiones que deben ser evitadas en relación
con argumentos como la familia y la vida, la próxima celebración de los 500
años de la “Reforma” de Lutero en 2017, además de otras cuestiones específicas,
como el reconocimiento de la acogida que ofrecen los luteranos suecos a los
sudamericanos que huyen de dictaduras.
«La llamada a la unidad, siguiendo a Nuestro
Señor Jesucristo, implica también una exhortación que impulse al compromiso
común a nivel caritativo, a favor de todos los que en el mundo sufren debido a
la miseria y a la violencia, y necesitan particularmente nuestra misericordia;
especialmente el testimonio de nuestros hermanos y hermanas perseguidos nos
impulsa a crecer en la comunión fraterna», dijo el Papa. «Y también, es de
urgente actualidad la cuestión de la dignidad de la vida humana, que siempre
debe ser respetada, como también los temas relacionados con la familia, el
matrimonio y la sexualidad, que no pueden ser callados o ignorados por temor de
poner en riesgo el consenso ecuménico ya alcanzado. Sería una lástima si en
estas importantes cuestiones se consolidaran nuevas diferencias confesionales».
Jorge Mario Bergoglio también añadió dos
agradecimientos: «Antes que nada –dijo– deseo agradecer a la Iglesia Luterana
sueca por la acogida de muchos migrantes sudamericanos en los tiempos de las
dictaduras. Acogida fraterna que hizo crecer a las familias. Y, en segundo
lugar, quiero agradecer la delicadeza que usted, querida hermana, tuvo al
nobrar a mi gran amigo, el pastor Anders Root: con él compartimos la cátedra de
teología espiritual y me ayudó mucho en la vida espiritual», dijo el Papa, que
concluyó en inglés con un «Thank you!».
Antje Jackelen, primera arzobispa de Uppsala,
había anunciado su visita de hoy y subrayó que la voz del Papa, líder
espiritual de más de mil millones de católicos, es fundamental para la
justicia, la reconciliación, e indicó además los temas de común interés: el
cambio climático y la difícil situación de los refugiados en el mundo. La
lideresa luterana sueca, que al final de este año visitará al arzobispo de
Canterbury y primado de los anglicanos, Justin Welby, evocó el quinto
centenario de la reforma de Lutero, en 1517, y los cincuenta años del diálogo
luterano-católico.
Papa Francisco también se refirió a ambos
acontecimientos en su discurso: «Agradeciendo a Dios, el año pasado celebramos
el 50 aniversario del decreto sobre el ecumenismo del Vaticano II “Unitatis
Redintegratio” –recordó–, que representa todavía el punto de referencia
fundamental para el compromiso ecuménico de la Iglesia católica. Con este
documento se puso en evidencia que ya no se puede prescindir del ecumenismo.
Invita a todos los fieles católicos a emprender, reconociendo los signos de los
tiempos, la vía de la unidad para superar la división entre los cristianos, que
no solo se opone abiertamente a la voluntad de Cristo, sino que también es
escándalo para el mundo y daña la más santa de las causas: la predicación del
Evangelio a cada criatura». El Papa también recordó el reciente documento
titulado “Del conflicto a la comunión. La conmemoración luterano-católica para
la Unidad”: «Esperamos de corazón que tal iniciativa pueda animar para dar, con
la ayuda de Dios y con nuestra colaboración con Él y entre nosotros, ulteriores
pasos en el camino hacia la unidad». El Papa, que además recibió también al
presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los
Cristianos, el cardenal Kurt Koch, concluyó su discurso a los luteranos suecos
con estas palabras: «Queridos amigos, una vez más gracias por esta visita. Con
la esperanza de que se refuerce la colaboración entre los Luteranos y los
Católicos, rezo al Señor para que bendiga abundantemente a cada uno de ustedes
y a sus comunidades».