En esta entrada, la Dra. Hilda Patiño Domínguez,
Coordinadora del Programa de Reflexión Universitaria,
nos comparte sus consideraciones sobre la necesidad
y la importancia de la formación humanista
¿Por qué preocuparse por la formación humanista en este momento?
Los procesos de
globalización económica y, consecuentemente, los mercados de trabajo, enfatizan
mucho la necesidad de formar perfiles profesionales técnicos. Esto está bien,
siempre y cuando no se descuide la formación de los aspectos valorales y
actitudinales en las personas por enfocarse sólo en los conocimientos y
habilidades de tipo técnico. Toda profesión tiene, finalmente, un sentido y
razón de ser en el servicio que presta a la sociedad, y por tanto se rige bajo
un código ético, implícito o explícito,
que fundamenta la confianza y la credibilidad en la capacidad de una
persona para ejercerla. ¿De qué nos
sirve un médico excelente que no actúe con ética en el trato con sus pacientes?
¿o un abogado que maneje las leyes para engañar y prestarse a la corrupción?
Tal vez estas prácticas puedan funcionar en el corto plazo, pero a la larga
destruyen el tejido social. Lo malo es que esto no es una mera especulación,
sino que está sucediendo en todos los ámbitos de la vida. ¿Qué es lo que
sucede? Creemos que esto se debe en parte a que, al enfatizar tanto las
capacidades técnicas de los profesionales se ha descuidado, y a veces,
ignorado, el parámetro ético para juzgar
la actuación de los profesionales.
Es
necesario recuperar la idea de que finalmente toda actuación en la vida social,
si quiere ser constructiva, ha de basarse en la afirmación de la dignidad
humana, en la conciencia de nuestra igualdad básica más allá de las diferencias
étnicas, religiosas, socioeconómicas, culturales, etc. Afirmar el valor del ser
humano es la característica más distintiva del humanismo. Preocuparse por la
formación humanista quiere decir justamente esto: reconocer el valor de nuestra
dignidad como personas, que no puede alienarse por ningún motivo, y que es el fundamento de la ética a nivel
individual y social.
¿Cuál es el compromiso social del humanista en la construcción social, sobre todo en una sociedad como la mexicana actual?
Un aspecto muy importante de la formación humanista
es la ética, la capacidad de tomar decisiones de manera libre y responsable con
la conciencia de la interdependencia que tenemos con nuestros semejantes. El
individualismo ha hecho mucho daño porque nos sitúa en la ilusión de que no
necesitamos de los demás para sobrevivir, y que lo más importante es alcanzar
las metas que cada quien se trace sin preocuparse de lo que le ocurra a los que
nos rodean. Ahora bien, esto no es más que una ilusión creada por un contexto
mercantilista que nos reduce a cosas y nos hace creer que si tenemos dinero no
necesitamos de nadie. A la larga esto es autodestructivo y es un engaño. Para
ser sostenible, nuestro mundo requiere de la conciencia de nuestra
interdependencia.
En el caso de México, que sufre de una
tremenda desigualdad socioeconómica, que en el fondo es la raíz de la violencia
e inseguridad que padecemos, es urgente hacer un llamado a la reconstrucción
del tejido social. Humanistas como el poeta Javier Sicilia han emprendido una
campaña en ese sentido, para contribuir a la reconstrucción del tejido social.
Nosotros, desde el ámbito de la educación formal, queremos poner también
nuestro grano de arena.
Los modelos educativos actuales se ven
afectados por la crisis económica mundial e intentan responder a los
cuestionamientos que la sociedad en general y los mismos gobiernos les hacen
respecto de los elevados presupuestos que se deben asignar a los sistemas
educativos y los pobres resultados que se obtienen en términos de los
aprendizajes de los alumnos, especialmente en países como México. Como respuesta
a esta necesidad de elevar la calidad del aprendizaje y evitar la deserción
escolar se han buscado modelos que respondan a las necesidades del mercado
laboral y capaciten a los estudiantes para ingresar en él y de esta forma
acercar la escuela a la vida y abandonar la idea de un conocimiento
enciclopedista, por demás cuestionado en la sociedad del conocimiento, donde el
Internet nos permite un acceso casi instantáneo a todo tipo de información. La
educación basada en competencias, en
todas sus variantes, es el modelo
prevalente en la actualidad que intenta responder a los desafíos de la
educación. Aunque la educación basada en competencias enfatiza la necesidad de
la formación en actitudes y valores, muchas veces se olvida y se privilegia la
formación técnico-instrumental. De hecho, los contenidos de las materias de
humanidades se ven cada vez más arrinconados y casi expulsados de los planes de
estudio, como ocurrió en la reciente reforma de la Educación Media Superior en
México, que intentó desaparecer las materias de filosofía del plan de estudios
en México.
¿Qué hacer al respecto? primero replantearnos
qué significa la formación humanista hoy, cómo debemos entenderla, cuál es lo
fundamental que la distingue, cuáles son
los retos que debe enfrentar y pensar seriamente por qué es deseable que la
perspectiva humanizante se mantenga como parte medular de la educación. A veces
se nos olvida que antes que formar técnicos o profesionistas calificados, el
propósito de la educación es formar
seres humanos capaces de convivir constructivamente con sus semejantes, lo que
implica un énfasis en la formación ética y cívica de las personas. Y esto no es
contrario a la educación en competencias, pero hay que saber cómo
instrumentarlo.
¿Cuáles son las preocupaciones latentes entre los jóvenes?
Los jóvenes están en una
etapa de construcción de futuro, y por tanto, pueden ser muchas las cosas que
les preocupan: encontrar una pareja, escoger una profesión que les guste,
realizarse como personas, en fin, ser felices. Aristóteles afirmaba que todos
los seres humanos buscamos ser felices, y partir de ello propuso una ética de
la felicidad. Y dentro de ese marco general de la búsqueda de la felicidad, también nos parece que una de las principales
preocupaciones de los jóvenes es la de contar con un empleo digno en el futuro
que les permita no solo una independencia económica, sino el sentirse útiles,
es decir, tener la capacidad de ayudar a otros. Por empleo digno me refiero no
sólo a un empleo remunerado justamente, según su esfuerzo y sus capacidades,
sino también un empleo donde puedan tener un desarrollo personal, social y
profesional. Si lográramos eso, México sería una sociedad desarrollada, justa y
productiva. La educación juega un papel muy importante en la construcción de
ese futuro deseado.
La Universidad
Iberoamericana está celebrando este año 70 años de haber sido fundada. Desde su
fundación buscó contribuir al desarrollo de México formando profesionales de
alto nivel con un sentido humano; hombres y mujeres para los demás, decía el
Padre Arrupe, el general de la Compañía de Jesús. Los jesuitas se han
distinguido a lo largo de la historia por su obra educativa, por su interés en
formar personas críticas y solidarias con las causas de la justicia social; de
ahí que el Padre Nicolás, actual General de la Compañía de Jesús, nos exhorta
no a formar a los mejores hombres y mujeres del mundo, sino para el mundo. Esta filosofía inspira todas las actividades
que la Ibero realiza cotidianamente. Entre estas actividades destaca de manera
importante el Programa de Servicio Social Universitario, que está orientado a desarrollar la
sensibilidad social de nuestros estudiantes para que ellos aporten sus conocimientos
profesionales a la solución de problemas reales que tienen que ver con
situaciones de pobreza, injusticia y marginación. En este sentido, la Ibero es
un modelo a seguir para muchas instituciones, no sólo en México, sino en América Latina. También,
desde su fundación incluye en el plan de estudios de cada carrera materias de
carácter humanista que buscan promover en los estudiantes la reflexión crítica
y la ampliación de su horizonte de comprensión hacia otros campos disciplinares
y otras metodologías para abordar la realidad, como puede ser por ejemplo, el
arte, la poesía, la literatura en general. No importa si eres ingeniero o
arquitecto, tu mundo será mejor si sabes gozar de estos campos de la
creatividad humana.
Hay una apuesta seria por
la formación integral e interdisciplinar desde el modelo educativo de departamental de la Ibero, donde no hay
facultades, sino departamentos que colaboran conjuntamente en la formación del
perfil profesional de los alumnos. El enfoque interdisciplinar, las materias de
formación humanista llamadas de “materias de reflexión universitaria” y el
servicio social profesional son sólo tres ejemplos de las actividades cotidianas
que en la Ibero se promueven para lograr una educación humanista. Creo, como
señala la conocida filósofa norteamericana Martha Nussbaum (a quién, por cierto, la Ibero le otorgará el Doctorado Honoris Causa en noviembre de este año), que “si no insistimos en la importancia fundamental de las artes y las humanidades, éstas desaparecerán, porque no sirven para ganar
dinero. Sólo sirven para algo mucho más valioso: para formar un mundo en
el que valga la pena vivir…”
Dra. Hilda Patiño Domínguez
Coordinadora del Programa de Reflexión Universitaria
Dirección de Servicios para la Formación Integral
Universidad Iberoamericana Ciudad de México
(+) (52) 5950-4067