viernes, 11 de julio de 2014

El fútbol como religión secular

Leonardo Boff
La presente Copa Mundial de Fútbol que se está celebrando en Brasil, así como otros grandes eventos futbolísticos, asumen características propias de las religiones. Para millones de personas el fútbol, el deporte que posiblemente moviliza a más gente en el mundo, ha ocupado el lugar que comúnmente tenía la religión.
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Algunos estudiosos de la religión, solo para citar a dos importantes como Emile Durkheim y Lucien Goldmann, sostienen que la religión no es un sistema de ideas; es antes «un sistema de fuerzas que movilizan a las personas hasta llevarlas a la más alta exaltación» (Durckheim). La fe viene siempre acoplada a la religión. Ese mismo clásico afirma en su famoso libro Las formas elementales de la vida religiosa: «la fe es ante todo calor, vida, entusiasmo, exaltación de toda la actividad mental, transporte del individuo más allá de sí mismo» (p.607). Y Lucien Goldamnn, sociólogo de la religión y marxista pascaliano, concluye: «creer es apostar a que la vida y la historia tienen sentido; el absurdo existe, pero no prevalece».
Mirándolo bien, el fútbol para mucha gente cumple las características religiosas: fe, entusiasmo, calor, exaltación, un campo de fuerzas y una permanente apuesta de que su equipo va a triunfar.
El espectáculo de la apertura de los juegos recuerda una gran celebración religiosa, cargada de reverencia, respeto, silencio, seguido de ruidosos aplausos y gritos de entusiasmo; ritualizaciones sofisticadas, con músicas y escenificaciones de las distintas culturas presentes en el país; presentación de los símbolos del fútbol (estandartes y banderas), especialmente la copa, que funciona como un verdadero cáliz sagrado, un santo Grial buscado por todos. Y está, dicho sea con respeto, la bola que funciona como una especie de hostia que es comulgada por todos.


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En el fútbol como en la religión, tomemos como referencia la católica, existen los once apóstoles (Judas no cuenta) que son los once jugadores, enviados para representar al país; los santos de referencia como Pelé, Garrincha, Beckenbauer y otros; existe demás un Papa que es el presidente de la Fifa, dotado de poderes casi infalibles. Viene rodeado de sus cardenales que constituyen la comisión técnica responsable del evento. Siguen los arzobispos y obispos que son los coordinadores nacionales de la Copa. Enseguida aparece la casta sacerdotal de los entrenadores, portadores del especial poder sacramental de poner, confirmar y quitar jugadores. Después vienen los diáconos que forman el cuerpo de los jueces, maestros-teólogos de la ortodoxia, es decir, de las reglas del juego, que hacen el trabajo concreto de conducir el partido. Al final vienen los monaguillos, los jueces de línea, que ayudan a los diáconos.
El desarrollo de un partido suscita fenómenos que ocurren también en la religión: se gritan jaculatorias (estribillos), se llora de emoción, se reza, se hacen promesas divinas(Felipe Scolari, entrenador brasilero, cumplió su promesa de ir a pie, unos veinte km, hasta el santuario de Nuestra Señora del Caravaggio en Farroupilha si ganaba Copa ese año, como así sucedió), se usan amuletos y otros símbolos de la diversidad religiosa brasilera. Santos fuertes, orixás y energías del axé son evocadas e invocadas.
Existe hasta una Santa Inquisición, el cuerpo técnico, cuya misión es velar por la ortodoxia, dirimir conflictos de interpretación y eventualmente procesar y castigar a jugadores o incluso a equipos enteros.
Así como en las religiones e Iglesias existen órdenes y congregaciones religiosas, así hay «aficiones organizadas». Tienen sus ritos, sus cánticos y su ética.
Hay familias enteras que se van a vivir cerca del Club de su equipo, que funciona como una verdadera iglesia, donde los fieles se encuentran y comulgan sus sueños. Se tatúan el cuerpo con los símbolos de su equipo y no bien acaba de nacer un niño que a la puerta de la incubadora ya es adornado con los símbolos del equipo, es decir, recibe ya ahí el bautismo, que jamás debe ser traicionado.
Considero razonable entender la fe como la formuló el gran filósofo y matemático cristiano Blas Pascal, como una apuesta: si apuestas a que Dios existe tienes todo a ganar; si después no existe, no has perdido nada. Entonces es mejor apostar a que existe. El hincha vive de apuestas (cuya expresión mayor es la lotería deportiva o la quiniela), de que la suerte favorecerá a su equipo o de que pase algo en el último minuto del juego, que cambie todo y finalmente gane, por muy fuerte que sea el adversario. Así como en la religión hay personas referenciales, lo mismo sucede con los cracs.
En la religión existe la enfermedad del fanatismo, de la intolerancia y de la violencia contra otra expresión religiosa; lo mismo ocurre en el fútbol: grupos de un equipo agreden al equipo contrario. Apedrean autobuses y pueden ocurrir verdaderos crímenes, de todos conocidos, de hinchadas organizadas y de fanáticos que pueden herir y hasta matar a seguidores del otro equipo.
Para muchos, el fútbol se ha vuelto una cosmovisión, una forma de entender el mundo y de dar sentido a la vida. Hay quienes sufren cuando su equipo pierde y están eufóricos cuando gana.
Yo personalmente aprecio el futbol por una simple razón: portador de cuatro prótesis, en las rodillas y en los fémures, jamás podría hacer esas carreras y dar esos saltos y estiradas. Hacen lo que yo nunca podría hacer, sin caer y romperse. Hay jugadores que son artistas geniales de creatividad y habilidad. No sin razón, el mayor filósofo del siglo XX, Martin Heidegger, no se perdía un partido importante, pues veía en el fútbol la concretización de su filosofía: la contienda entre el Ser y el ente, enfrentándose, negándose, componiéndose y formando el imprevisible juego de la vida, que todos jugamos.

Tomado de: 

Reflexiones de la Revista SIC – www.gumilla.org


El fútbol como religión secular

miércoles, 9 de julio de 2014

La teología de la liberación ¿una anciana moribunda?



Dr. Juan José Tamayo, teólogo
“Efectivamente, las figuras relevantes de la Teología de la Liberación (TL) son personas ancianas y, como tal, como la expresión de lo que fue, está muy está anciana, si no es que ya está muerta… Hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido planteada con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica”.
No, no son afirmaciones estas de sectores lefebvristas, neoconservadores o integristas, ni de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tan propensa a desacreditar las tendencias teológicas que no coinciden con la teología romana. Han sido pronunciadas por monseñor Carlos Aguiar Retes, todopoderoso presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y difundidas por la Agencia Católica de Información ZENIT. Las ha hecho en un momento tan significativo como el encuentro del CELAM con el papa Francisco, cuando el Vaticano está dando muestras de acercamiento a dicha teología.
Ante las críticas recibidas por tamaño desprecio hacia la TL, el propio arzobispo Aguiar ha querido matizarlas en unas declaraciones a Noticelam, pero, a mi juicio, se ha puesto más en evidencia su rechazo hacia dicha teología. Recuerda la existencia de una corriente basada “en el análisis marxista que llevó a una ideologización del mensaje evangélico” y cree necesario re-direccionarla a través del desarrollo de “una teología de la liberación con una base bíblico espiritual”.
¿Qué revelan las primeras afirmaciones tan irrespetuosas en boca de un dignatario tan cualificado como mal encarado de la Iglesia católica, que se arroga la representación de varios cientos de millones de católicos del continente y las segundas declaraciones tan desenfocadas sobre la teología de la liberación: ignorancia, manipulación o, más sencillo todavía, confundir el deseo con la realidad? Fuere una cosa, otra, la tercera o las tres a la vez, me gustaría informar, siquiera someramente, al presidente del CELAM del estado actual de la Teología de la Liberación (TL), que hoy está muy lejos de la ancianidad y mucho más todavía de la muerte.
La TL, nacida en América Latina a finales de la década de los sesenta del siglo pasado –apenas ha cumplido 45 años- es una de las corrientes más creativas del pensamiento cristiano nacidas en el Sur, lejos de los centros de poder político, económico y religioso, con señas de identidad y estatuto teológico propios. No es, por tanto, una sucursal de la teología elaborada en el Norte. Todo lo contrario: ha quebrado el norte-centrismo teológico, sea el moderno o el postmoderno, el europeo o el norteamericano.
Viene siendo objeto de sospecha desde sus orígenes, y muy especialmente durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto II. Ha recibido acusaciones de lo más gruesas e indemostrables como defender la violencia, ser una sucursal del marxismo, introducir la lucha de clases en la Iglesia, politizar partidistamente el cristianismo… Muchos de sus cultivadores han sido condenados, destituidos de sus cátedras y sus libros sometidos a una férrea censura. La más grave de las condenas -comparable a la del Syllabus del papa Pío IX contra el modernismo-, fue la llevada a cabo por la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación, de 1984, redactada por el cardenal Ratzinger cuando era presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ratificada por Juan Pablo II.
Mas, a pesar de la persecución de que ha sido objeto, la TL no se ha rendido a la ortodoxia vaticana, ni ha renunciado a sus primeras intuiciones ni al principio-liberación, pero tampoco se ha quedado en la foto fija de sus orígenes, ya que no es una teología perenne, inmune a los cambios, ni de la razón pura, sino una teología de la razón práctica, histórica, in fieri, que se reformula y reconstruye en los nuevos procesos de liberación.
Lo mismo que la TL en sus orígenes intentó responder a los desafíos sociales, económicos, religiosos, espirituales, culturales del continente latinoamericano, hoy sigue haciéndolo y se elabora a partir de los nuevos sujetos que están emergiendo y protagonizan los cambios estructurales en la sociedad y en las religiones: las mujeres doble o triplemente oprimidas por las dictadura del patriarcado, del capitalismo y del colonialismo en alianza, la Tierra, sometida a la depredación del sistema de desarrollo científico-técnico y económico voraz, el campesinado sin tierra, los pueblos indígenas y las comunidades afroamericanas, humilladas durante siglo de dominación imperial, las colectividades, cada vez más numerosas, excluidas por mor de la globalización neoliberal, las religiones otrora destruidas por el cristianismo imperial, las identidades estigmatizadas y perseguidas.
Son todas ellas alteridades negadas que conforman los diferentes rostros de la pobreza y la marginación, a quienes la TL reconoce como sujetos activos, consciente de que se están empoderando y, desde su empoderamiento, contribuyen a la superación del racismo, el sexismo, el clasismo, la homofobia, así lideran la lucha contra los etno-cidios, geno-cidios y bio-cidios causados por el paradigma de desarrollo de la modernidad occidental.
De aquí han surgido nuevas tendencias teológicas de la liberación, todas ellas contra-hegemónicas: teología feminista, indígena, afrodescendiente, campesina, ecológica, queer, teología del pluralismo religioso, de la diversidad sexual. Todo un mosaico de teologías y sabidurías que conforman el plural panorama de la TL, que no es una anciana moribunda, sino que sigue viva y activa intentando responder a los nuevos desafíos del continente latinoamericano.
Hoy está presente en todo el Sur, pero también en los ámbitos de marginación del Norte y se ha hecho visible en el Foro Social Mundial, donde ha creado su propio espacio religioso alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación, que cuestiona las creencias crédulas, revoluciona las conciencias de los creyentes y no creyentes y pretende transformar sus prácticas alienantes en emancipatorias desde la convicción de que “Otra teología es posible” ¡y necesaria! en plena sintonía con la consigna de los Foros Sociales “Otra epistemología es posible!” y con las epistemologías del Sur que se están desarrollando en las diferentes disciplinas y saberes.
Si monseñor Aguiar Retes quiere enterrar la teología de la liberación, debe saber que lo hará con una realidad viva, y eso es un delito mayor y más grave que el de considerarla anciana o muerta. ¡Qué lejos está el actual presidente del CELAM de los obispos que dijeron adiós al paradigma de la Iglesia conquistadora, colonial y desarrollista de la conquista e iniciaron el paradigma de la Iglesia de la liberación en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín en 1968! Estos pusieron las bases de la Iglesia de los pobres, que el papa Francisco quiere recuperar. Con sus declaraciones, monseñor Retes lo que hace es dinamitar dichas bases.
Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” de la Universidad Carlos III. Sus libros más recientes son: La teología de la liberación en el nuevo escenario político y religioso (Tirant lo Blanch, 2010); Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo (Barcelona, 2011); Invitación a la utopía. Ensayo histórico para tiempos de crisis (Trotta, Madrid, 2012); Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona, 2013).

martes, 8 de julio de 2014

El mundo hiere: literatura y realidad

El mundo hiere

En este artículo se reflexiona sobre la susceptibilidad de los alumnos universitarios ante ciertos textos de la literatura universal que nos confrontan con la realidad

viernes, 4 de julio de 2014

Pide Ban Ki-moon respeto a los derechos de menores migrantes


Periódico La Jornada

 Viernes 4 de julio de 2014, p. 29

Nueva York, 3 de julio.

El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, exhortó este jueves a los países de origen, tránsito y destino a que respeten los derechos de los migrantes, en especial cuando se trata de menores que viajan sin la compañía de un adulto, en momentos en que los residentes de la localidad de Murrieta, entre las ciudades de San Diego y Los Ángeles en el estado de California, reiteraban su oposición a que el gobierno federal utilice una estación de la Patrulla Fronteriza como centro para menores inmigrantes detenidos al cruzar la frontera.
Durante su rueda de prensa diaria, el vocero del titular de la ONU, Stephane Dujarric, manifestó la preocupación de Ban de que los países de tránsito y de destino mantengan la dignidad de los migrantes dentro de su territorio y garanticen que sus derechos, conforme a las leyes internacionales, sean respetados.

http://www.jornada.unam.mx/2014/07/04/mundo/029n1mun

miércoles, 2 de julio de 2014

No queremos reproducir lo existente, expresa nuevo rector de la Ibero

 Jornada, martes 2 de julio 2014

 No queremos reproducir lo existente, expresa nuevo rector de la Ibero

EMIR OLIVARES

Al tomar posesión como nuevo rector de la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México (Uia) para el periodo 2014-2018, David Fernández Dávalos puntualizó que las instituciones de educación superior, “están obligadas a intentar corregir universitariamente los efectos de las escandalosas diferencias sociales, económicas o de género, so pena de que su esfuerzo educativo se traicione a sí mismo, perpetuando la fatal jerarquía social y fallando en la búsqueda del bien más universal”.

Según lo anterior, dijo, el mayor reto para la Uia durante su rectorado, será “desvelar, aprehender y transformar la realidad de los sectores excluidos, “quienes experimentan con mayor hondura, radicalidad, honestidad y transparencia la realidad periférica y subdesarrollada, la realidad real”.
Anoche, en una ceremonia efectuada en esa casa de estudios, Hernández Dávalos, quien fue director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (1994-98), y ganador del premio Human Rights Watch (1996), tomó posesión como nuevo rector de la Ibero en sustitución de José Morales Orozco, quien dirigió la institución académica por una década. Toda educación “es pública”

En su discurso, el nuevo directivo sostuvo que la educación “es una necesidad social y democrática y no un proyecto meramente familiar”, por lo que aseguró que toda la instrucción, incluyendo la de la Uia, “es pública”.

Subrayó que, si bien la rentabilidad económica del aprendizaje y la formación laboral que trasmite no son desdeñables, “la educación no puede limitarse a preparar empleados sino ante todo ciudadanos, personas plenas y conscientemente humanas”.

Añadió que educar es cultivar la humanidad, no sólo preparar para el triunfo en el mercado laboral, “esa es la verdadera rentabilidad democrática de la formación educativa.
“Pretendemos ser no únicamente una universidad profesionalizante que se mueve en el feroz mercado de los títulos y las certificaciones; no queremos dedicarnos a la reproducción de lo existente, ni alejar los intereses del alumno de los públicos, o convertir el título y la profesión en una inversión que hay que recuperar como se recuperan las inversiones mercantiles.”

Fernández Dávalos citó al jesuita Javier Gorostiaga al señalar que “no tiene sentido producir profesionales exitosos en sociedades fracasadas”.

El rector de la Ibero presentó algunas de las líneas de trabajo que impulsará desde su cargo, como la continua mejora del nivel académico; la acreditación internacional y la pertinencia social de las funciones sustantivas de la institución; el respeto a la planeación estratégica para el año 2020, acompañadas por el diseño de una estrategia que defina las metas para 2030; la ampliación del peso cuantitativo y cualitativo del posgrado; el fortalecimiento de la investigación, sobre todo orientada a la incidencia social, y el favorecimiento de la internacionalización de la casa de estudios.

David Fernández Dávalos (derecha) asumió ayer la rectoría del campus ciudad de México de la Universidad Iberoamericana. Valentín Díez Morodo, presidente de la Asamblea de los Asociados de esa casa de estudios, encabezó el actoFoto Jesús Villaseca