jueves, 24 de abril de 2014

Las reformas del Papa Francisco

¿Cuáles son los retos que tiene en Papa Francisco? ¿De qué manera esto afectaría a la Iglesia católica en México?
Estos y otros aspectos son abordados en el programa Sacro y Profano conducido por Bernando Barranco y en donde participan Gonzalo Baderas, op., Enrique González Torres, sj.
Se los compatimos porque creemos que es una excelente oportunidad para reflexionar sobre los retos que tiene la Iglesia Católica hoy.

Video:
Las reformas del Papa Francisco


Elena Poniatowska, la mexicana del Cervantes


"El poder financiero manda
no sólo en México
sino en el mundo.
Los que lo resisten,
montados en Rocinante y
seguidos por Sancho Panza
son cada vez menos.
Me enorgullece caminar al lado de los ilusos,
los destartalados, los candorosos"
Elena Poniatowska


Con la entrada de este día, recogemos una de las crónicas que ofrece el diario El País sobre la entrega del Premio Cervantes de Literatura a la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska.

Esperamos que les resulte de interés y también puedan compartirla:


En esa crónica encontrarán el enlace para la descarga del discurso completo de Elena Poniatowska al recibir el premio más importante de las letras españolas que les recomendamos ampliamente. 



Sus comentarios y reflexiones siempre son bienvenidos

lunes, 7 de abril de 2014

La cultura enclaustrada

http://elpais.com/elpais/2014/03/25/opinion/1395742979_031566.html
http://www.jornada.unam.mx/2014/04/07/opinion/024a2pol

Un artículo interesante aparecido en La Jornada


http://www.jornada.unam.mx/008/v7.0/imagenes/banner-opinion.jpg

Lunes 7 de abril de 2014

La revalorización de la persona

Gonzalo Martínez Corbalá
Es cierto que el mundo en que vivimos no parece tener mucho interés en preservar la vida humana. Es más: aparecen grupos, con mayor o menor audiencia, que fueron integrados con finalidades que se refieren a la protección de la vida animal de los jaguares, o de los leones, o bien que en general se pronuncian contra las armas de fuego, para evitar las cacerías, permitidas, o reguladas de manera que se exige al cazador respetar algunas reglas que tienden a la protección de alguna clase de animales, no se diga de aquellas especies en riesgo de extinción, pues éstas reciben un tratamiento muy especial, que hace imposible cobrar piezas de esa especie. Incluso las casas de modas que representan firmas de personas de la alta sociedad evitan emplear en sus costosos diseños materiales que solamente mediante la cacería se pueden obtener, y de esta manera, los permisos correspondientes se elevan tanto en materia de impuestos, que ni las más pudientes clientas lo pagarían, aparte de que no sería bien visto que se usaran.
Un poco lo mismo puede decirse de ciertas plantas cuya presencia se considera de gran importancia. Este es el caso de los manglares, cuya defensa se hace por las propias instituciones que tienen a su cargo las grandes obras que se construyen frecuentemente, en los litorales, y que en muchos casos afectarían los manglares, lo que no está permitido, y de una manera automática, se ponen en acción los mecanismos que corresponden a la protección de los manglares.
Toda esta larga descripción es para poder poner como base de comparación la eficacia que generalmente opera para proteger, con efectividad en la práctica, especímenes de los dos reinos, el vegetal y el animal, y también hemos tratado de dejar lo más claro posible que los mecanismos de protección, sí funcionan en estos dos casos. Ahora que para proteger al hombre mismo, es decir, para darse una protección efectiva, el hombre pasa por grandes dificultades, y frecuentemente no logra obtener éxito en ese sentido, es decir, no logra, por ejemplo, hacer conciencia de que las guerras generan el armamentismo, y éste es absolutamente contrario a la supervivencia del hombre. Tal parece que estamos haciendo una muy elaborada mala broma para decir algo que es verdaderamente absurdo, que no considero necesario examinar, sino que por su propio peso cae: el hombre urdiendo su propia destrucción. Y decimos que parece ser esta afirmación una broma de muy mal gusto por razones evidentes. Esto es algo que pareciera ser su discusión tan difícil, que para empezar habría que admitir la dificultad original, ¿quién es el loco, fuera completamente de sus cabales, que en la discusión va a defender la tesis de que hay que acabar con el hombre, y que en esa línea de argumentación tendría que incurrir en el uso de una suerte de nihilismo fúnebre que tendría que adoptar, para ser consecuente con las premisas de su “razonamiento”?
Por el contrario, el otro gran filósofo que defendiera la supervivencia de la humanidad como un derecho natural verdaderamente indiscutible, el derecho a la vida, tendría candidatos en exceso, los cuales querrían ser ellos quienes defendieran su propio derecho y el de sus hijos, de sus padres, de sus hermanos y de la pareja biológica que le corresponda, a quien ama y defiende ahora, y antes de ahora, así como lo hará sin duda mañana.
En el diálogo de Protágoras o de los sofistas, Platón considera, y así lo deja establecido, que el hombre, como especie, para subsistir, necesita comprender y actuar consecuentemente la idea de que el hombre tiene que aprender a vivir en sociedad con los demás, puesto que solo no le bastan la habilidad para encender el fuego y dominarlo, cualidad que le dieron generosamente los dioses, pero no le dieron la sabiduría para vivir en comunidades, en sociedad, y las fieras lo devoraban. No era suficiente saber y pensar en el conocimiento del fuego para enfrentarse con éxito a las bestias; sólo pudo lograrlo cuando admitió que tenía que aprender a convivir con los demás, y a respetar a sus vecinos, a sus mujeres y a sus hijos. La factibilidad de esta clase de asentamientos humanos ha venido haciéndose posible en la medida en que el hombre acepta vivir y acepta compartir los conjuntos de viviendas , y comparte también canalizar una parte de sus recursos, a sostener y a compartir las ventajas y a enfrentar las desventajas, que también las hay, así se ve este problema,
Y solamente así podrá ser resuelto, en un mundo que demasiado pronto será de más de 10 mil millones de seres humanos.
¿Cuánto vale la vida de un ser humano en una guerra? Vale tanto como adversarios pueda matar. Y si no puede, en ese caso no es mucho lo que vale para quienes conducen el conflicto armado y su estrategia para ganar la guerra. Para ello, para consolidar el triunfo, hay que distinguir y honrar a quienes más soldados enemigos eliminan. De este modo, los generales que conducen una guerra premiarán a los soldados que muestren mayor arrojo, y más decisión para eliminar los activos del enemigo. Es normal que así sea, pero: ¿qué pasa cuando la guerra termina? Pasa que los soldados para quienes la guerra ya terminó están acostumbrados a matar, y a conseguir lo que requieren para su supervivencia, con el fuego de las armas que queden a su disposición. Por esto se requiere constantemente mantener vivo el proceso de revalorización de la persona.
Y del derecho como base de la convivencia entre los hombres. Únicamente así lograremos restañar el maltrecho contrato social de Rousseau. Solamente así logrará el hombre ser autor de su propia historia.

jueves, 3 de abril de 2014

La cultura como arma para salir de la barbarie

La práctica de la cultura ayuda a salir de la barbarie, la creación no tiene ni entiende de fronteras y el arte debe ayudar a despertar las conciencias. Estas son tres de las ideas que recalcaron Gao Xing Jian, el Nóbel de literatura chino, y Sergio González Rodríguez, periodista y escritor mexicano en la primera jornada del segundo ciclo del VII Festival Internacional de las Letras de Bilbao, que se celebra del 3 al 6 de abril.

Con esta entrada les compartimos la reseña de la primera jornada de este prestigioso festival literario:

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miércoles, 2 de abril de 2014

OCTAVIO PAZ, UN INTELECTUAL COMPROMETIDO CON LA POESIA POR HECTOR TAJONAR




Octavio Paz se ha convertido en la referencia intelectual del siglo XX mexicano. “Hijo de la Revolución Mexicana”, como él mismo afirmó, la vida de Paz acompaña a la definición del México moderno, en sus formas artísticas y políticas. Testigo de un álgido periodo histórico, desde temprana edad Paz se interesó en la transformación del hombre por medio de la poesía, y en la transformación de las sociedades por medio de la política. En su obra buscó fusionar esos dos grandes pilares del quehacer humano y, en ese intento, dio forma y sustancia a muchos de los debates intelectuales y artísticos de su época. Sintetizó los dilemas de su tiempo pero tuvo siempre la capacidad crítica para mantenerse al margen de los dogmas políticos y centrar sus convicciones en la capacidad transformadora del lenguaje.
A sus 23 años, Paz publicó el poemario Raíz del Hombre. Jorge Cuesta, poeta del grupo Contemporáneos, advirtió desde ese momento la sinceridad apasionada de las inquietudes intelectuales del joven poeta y afirmó que la poesía de Paz “no se resiste a una pasión de recomenzar, de repetir, de reproducir una voz de la que no llega a salir la satisfacción esperada por la impaciencia que la golpea. El efecto de esta violencia es que sus sentimientos destrocen las formas que lo solicitan, aunque sin apagarse, y como enloqueciendo. Pues, su pasión no parece haber alcanzado su objeto hasta que no lo destruyó, hasta que no pudo vagar, desatada, por las ruinas, por los escombros, por las cenizas de lo que la contiene sin agotarla. Pero quizás es más propio que digamos que es su objeto el que renace incesantemente de sus restos, y el que no deja de absorberlo. Y que la nota más característica de su poesía es una desesperación, que no tardará en precisarse en una metafísica, esto es, en una propiedad, en una necesidad del objeto de la poesía y no en un puro ocio psicológico del artista”. Pocas observaciones más precisas y visionarias de lo que sería la obra de Paz, envuelta en la constante batalla entre los opuestos, en las ambivalencias, en el lenguaje que cae y renace, y en los mundos que se crean a partir de la destrucción de otros mundos. Todos ellos elementos presentes en el arte prehispánico y en la filosofía china que Paz tanto admiró.
El mismo año en el que Cuesta publicó su reseña de Raíz del Hombre, el joven Octavio Paz fue invitado por Neruda a participar en el Segundo Congreso de Escritores Antifascistas en España. El tema del Congreso, en plena Guerra Civil, fue la lucha contra el fascismo bajo el título “libertad por la cultura”. La experiencia fue decisiva para el poeta. No sólo quedó convencido de su vocación hacia las letras sino también de la responsabilidad que dicha vocación implicaba en términos de independencia crítica. Enfrentó la verdad de la guerra y la casi obligada “toma de partido” -- que llevó a muchos de sus amigos a ingresar al Partido Comunista -- y percibió que su generación estaría marcada por la violencia resultado de los conflictos políticos.
Nacido en plena Revolución Mexicana, el mismo año del inicio de la Primera Guerra Mundial, testigo la Guerra Civil Española y de la Segunda Guerra Mundial, Paz fue observador temprano de la conversión catastrófica, tan propia del siglo XX, de ideología política en dogma. Influido por el pensamiento de Albert Camus, se convirtió en uno de los primeros críticos del socialismo real y de las políticas represivas de la Unión Soviética, a diferencia de tantos intellectuels engagés que fueron seducidos por ese opio que Raymond Aron criticó. Para Paz, la poesía fue el instrumento transgresor por excelencia; manifestación artística verdaderamente necesitada de libertad y espíritu crítico, de diálogo, de cuestionamiento y de renovación guiada no por las armas sino por el pensamiento y el lenguaje.
A mediados de siglo, casi recién llegado a París como parte del servicio diplomático, Paz escribió uno de los ensayos que lo consagrarían como escritor y como intelectual de la modernidad y de lo mexicano: El Laberinto de la Soledad. Ese retrato del mexicano fue al mismo tiempo una crítica. El mexicano, “ser insondable…enigma de muchos rostros” se ahogaba en el grito afónico del “Viva México hijos de la chingada,” reflejo de una sociedad servil y pasiva envuelta en la negación de sí misma. La crítica fue fulminante. México estaba en ebullición y, menos de dos décadas después, Paz renunciaría como Embajador de México en la India en respuesta a la matanza de Tlatelolco, asumiendo firmemente su sentido del deber como intelectual crítico.
Existe otra dimensión de la obra de Paz que constituye el eje de su relación con el lenguaje y con la poesía: el erotismo. Para él, el erotismo “es el reflejo de la mirada humana en el espejo de la naturaleza…no es una simple imitación de la sexualidad, es su metáfora.” Fue a partir de su contacto con Oriente que Paz desarrolló plenamente el erotismo en su obra poética. Muchos orientes bajo la forma del budismo, el hinduismo, y la poesía china y japonesa influirían su obra de manera decisiva y se traducirían después en ensayos como Conjunciones y Disyunciones y en una de sus obras más fascinantes: El Mono Gramático. En esta última, que consiste en un recorrido imaginario por la India, donde no hay tiempo y donde el único personaje es el lenguaje, se encuentran algunos de los pasajes eróticos más importantes en lengua española. Paz renueva la estética del cuerpo, renovando al mismo tiempo la narrativa. Hace poesía de la prosa y la forma pasajera se vuelve permanente. La palabra se hace significado, las dualidades se convierten en fusiones y las sombras se vuelven transfiguraciones…“espesura indescifrable de líneas, trazos, volutas, mapas: discurso del fuego sobre el muro. Una superficie inmóvil recorrida por una claridad parpadeante: temblor de agua transparente sobre el fondo quieto del manantial iluminado por invisibles reflectores. Una superficie inmóvil sobre la que el fuego proyecta silenciosas, rápidas sombras convulsas: bajo las ondulaciones del agua clarísima se deslizan con celeridad fantasmas obscuros. Uno, dos, tres, cuatro rayos negros emergen de un sol igualmente negro, se alargan, avanzan, ocupan todo el espacio que oscila y ondula, se funden entre ellos, rehacen el sol de sombra de que nacieron, emergen de nuevo de ese sol – como una mano que se abre, se cierra y una vez más se abre para transformarse en una hoja de higuera, un trébol, una profusión de alas negras antes de esfumarse del todo. Una cascada se despeña calladamente sobre las lisas paredes de un dique. Una luna carbonizada surge de un precipicio entreabierto. Un velero con las velas hinchadas echa raíces en lo alto y, volcado, es un árbol invertido. Ropas que vuelan sobre un paisaje de colinas de hollín. Continentes a la deriva, océanos en erupción. Oleajes, oleajes…las sombras se enlazan y cubren todo el muro. Se desenlazan. Burbujas en el centro de la superficie líquida, círculos concéntricos, tañen allá abajo campanas sumergidas. Esplendor se desnuda con una mano sin soltar con la otra la verga de su pareja. Mientras se desnuda, el fuego de la chimenea la cubre de reflejos cobrizos. Ha dejado su ropa al lado y se abre paso nadando entre las sombras…”
Es así que Paz se revela ante nosotros como la encarnación del poeta intelectual inmerso en un ejercicio constante por cuestionar su origen, por pensar al mexicano a lo largo de su historia sin dejar de pensarse como un individuo universal. Fue, ante todo, un poeta pero también un pensador. Figura central en la definición y crítica del México del siglo XX, Paz transgredió los límites de los géneros literarios y del lenguaje. Se preocupó por preservar la lengua transformándola, llevándola a los límites, dando así continuidad y transparencia renovada a las palabras y a los cuerpos.
Colaborador: