martes, 24 de febrero de 2015

Entrevista con Syla Behabib, especialista en Hannah Arendt

Con Arendt, contra Arendt. Entrevista con Seyla Benhabib

Profesora en Yale y autora de algunas obras capitales en el ámbito del
pensamiento político, Seyla Benhabib es también una
reputada especialista en la obra de Hannah Arendt y una heredera
suya, en ocasiones controvertida por su visión del feminismo,
el liberalismo (el multiculturalismo) y el legado de los regímenes
totalitarios.


Ver la entrevista en:
Con Arendt Contra Arendt

miércoles, 18 de febrero de 2015

¡Alto a los corruptos¡ Episcopado Mexicano



Madrid, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) Redacción | 105 hits
El Consejo Permanente del Episcopado Mexicano ha hecho público este martes el comunicado "¡Alto a los corruptos!", en el que manifiesta su gran preocupación por el presente y el futuro del país debido al grave mal de la corrupción, "que favorece la impunidad y el enriquecimiento ilícito, la falta de confianza con respecto a las instituciones políticas, sobre todo en la administración de la justicia y en la inversión pública, no siempre clara, igual y eficaz para todos".
En su escrito, los prelados afirman que "para hacer frente a este gravísimo mal se requieren múltiples acciones conjuntas. Entre ellas, la reforma de leyes y la creación de instituciones que, de forma integral, coordinada y en tiempo real, prevengan, identifiquen, investiguen y modifiquen situaciones o condiciones que propicien la corrupción; sancionen oportunamente a los corruptos y hagan realidad el resarcimiento de los daños causados".
Asimismo, sugieren que se lleven a cabo las reformas constitucionales y legales necesarias para atajar el fenómeno y proponen la creación de un Sistema Nacional Anticorrupción. "Es necesario que las posibles reformas constitucionales y legales susciten un Sistema Nacional Anticorrupción, conformado por organismos autónomos que, gozando de independencia, profesionalismo, confiabilidad, facultades y recursos, incluyan en su rango de acción a todos los Órganos del Estado a nivel federal, estatal y municipal, sin olvidar a los poderes judiciales federal y locales, así como a los órganos constitucionales autónomos", señalan.
"No puede quedar fuera de esta reforma la revisión del 'fuero' del que gozan algunos servidores públicos y que podría hacer naufragar el sistema entero si es utilizado como 'escudo' de impunidad. También debe replantearse la figura del 'juicio político' tanto en sus sujetos como en los supuestos que lo pueden originar, ya que actualmente existe demasiada discrecionalidad y laxitud. Es indispensable que el combate a la corrupción no sea usado con fines de persecución política o de revancha mediática. Cualquier acto de corrupción amerita por sí mismo todo el peso de la ley", advierten.
Por último, los obispos mexicanos piden "a los legisladores, a los diversos órdenes de gobierno y a los partidos políticos un decidido y eficaz compromiso en la lucha contra la corrupción, que provoca innumerables males y pone en riesgo la confianza, valor fundamental para una convivencia pacífica y para el progreso. La gravedad del problema exige soluciones de fondo e inmediatas y no 'maquillajes' que ya no engañan a nadie y sólo exacerban los ánimos".

martes, 17 de febrero de 2015

Repensar el trabajo por y para el desarrollo humano - Informe sobre Desarrollo Humano 2015

En este artículo se reflexiona sobre la diferencia entre "empleo" y "trabajo", y la importancia que este último tiene para el desarrollo humano, según el reporte elaborado por la ONU al respecto:
"El empleo un concepto limitado que viene definido por un conjunto de tareas o actividades predeterminadas asignadas a plazos concretos, se sitúa en un marco de insumos-resultados donde el trabajo es el insumo y el producto o servicio su resultado. Sin embargo, el concepto empleo no abarcan el trabajo creativo (por ejemplo, la obra de un escritor o pintor); el empleo no abarca tampoco el trabajo no remunerado de cuidar a otras personas ni tampoco incluye el voluntariado. Así, el trabajo es un concepto más amplio, que abarca el ámbito laboral, pero que también va más allá mediante la inclusión de las dimensiones mencionadas arriba, que tradicionalmente no entran el marco del empleo, pero que son fundamentales para el desarrollo humano."
Más información en:
Repensar el trabajo por y para el desarrollo humano

martes, 10 de febrero de 2015

¿Qué vuelve intratables nuestros conflictos?

Luis González de Alba, en este artículo de la revista Nexos,  reflexiona sobre por qué los conflictos sociales se vuelven tan intratables y hace un interesante recorrido por los principales conflictos de la historia contemporánea:
"Israel y Palestina, Turquía y Grecia, una Yugoslavia o cinco naciones, “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, el crimen de un alcalde del PRD debe pagarse con la renuncia de un presidente de la República miembro del PRI; los partidos Demócrata y Republicano se acusan de todo, el PRI bloquea propuestas del PAN y el PAN las del PRI, con frecuencia las mismas: ¿Por qué los conflictos sociales se vuelven tan insolubles? ¿Cómo llegan las partes a versiones tan encontradas acerca de un mismo hecho, mismos datos, dispares conclusiones?"...

¿Qué vuelve intratables nuestros conflictos?

jueves, 5 de febrero de 2015

Las tentaciones de la razón


En este ensayo polémico pero enemigo de dar escándalo el filósofo italiano Norberto Bobbio hace la defensa de una religiosidad de la duda que se opone a las respuestas certeras, las mismas que provienen de la religión. Las preguntas últimas, dice con inteligencia, no tienen respuesta; la fe no da con ellas pero es una buena puerta de escape. Estás páginas—una versión de la plática que Bobbio sostuvo con Paolo Flores D ‘Argais, director de la revista Micromega— nacen luego de la publicación de la “Carta a unos amigos sobre Fides et Ratio”, y que aquí mismo presentamos, donde Bobbio se sumerge en las relaciones, o mejor dicho, las distancias entre fe y razón.



Las tentaciones de la razón

miércoles, 4 de febrero de 2015

Carta de Pagola al papa Fracisco



Querido hermano Francisco:
Desde que fuiste elegido para ser la humilde “Roca” sobre la que Jesús quiere seguir construyendo hoy su Iglesia, he seguido con atención tus palabras. Ahora, acabo de llegar de Roma, donde te he podido ver abrazando a los niños, bendiciendo a enfermos y desvalidos y saludando a la muchedumbre.

Dicen que eres cercano, sencillo, humilde, simpático… y no sé cuántas cosas más. Pienso que hay en ti algo más, mucho más. Pude ver la Plaza de San Pedro y la Via della Conciliazione llena de gentes entusiasmadas. No creo que esa muchedumbre se sienta atraída solo por tu sencillez y simpatía. En pocos meses te has convertido en una “buena noticia” para la Iglesia e, incluso, más allá de la Iglesia. ¿Por qué?

Casi sin darnos cuenta, estás introduciendo en el mundo la Buena Noticia de Jesús. Estás creando en la Iglesia un clima nuevo, más evangélico y más humano. Nos estás aportando el Espíritu de Cristo. Personas alejadas de la fe cristiana me dicen que les ayudas a confiar más en la vida y en la bondad del ser humano. Algunos que viven sin caminos hacia Dios me confiesan que se ha despertado en su interior una pequeña luz que les invita a revisar su actitud ante el Misterio último de la existencia.

Yo sé que en la Iglesia necesitamos reformas muy profundas para corregir desviaciones alimentadas durante muchos siglos, pero estos últimos años ha ido creciendo en mí una convicción. Para que esas reformas se puedan llevar a cabo, necesitamos previamente una conversión a un nivel más profundo y radical. Necesitamos, sencillamente, volver a Jesús, enraizar nuestro cristianismo con más verdad y más fidelidad en su persona, su mensaje y su proyecto del Reino de Dios. Por eso, quiero expresarte qué es lo que más me atrae de tu servicio como Obispo de Roma en estos inicios de tu tarea.

Yo te agradezco que abraces a los niños y los estreches contra tu pecho. Nos estás ayudando a recuperar aquel gesto profético de Jesús, tan olvidado en la Iglesia, pero tan importante para entender lo que esperaba de sus seguidores. Según el relato evangélico, Jesús llamó a los Doce, puso a un niño en medio de ellos, lo estrechó entre sus brazos y les dijo: “El que acoge a un niño como este en mi nombre, me está acogiendo a mí”.

Se nos había olvidado que en el centro de la Iglesia, atrayendo la atención de todos, han de estar siempre los pequeños, los más frágiles y vulnerables. Es importante que estés entre nosotros como “Roca” sobre la que Jesús construye su Iglesia, pero es tan importante o más que estés en medio de nosotros abrazando a los pequeños y bendiciendo a los enfermos y desvalidos, para recordarnos cómo acoger a Jesús. 


Este gesto profético me parece decisivo en estos momentos en que el mundo corre el riesgo de deshumanizarse desentendiéndose de los últimos.

Yo te agradezco que nos llames de forma tan reiterada a salir de la Iglesia para entrar en la vida donde la gente sufre y goza, lucha y trabaja: ese mundo donde Dios quiere construir una convivencia más humana, justa y solidaria. Creo que la herejía más grave y sutil que ha penetrado en el cristianismo es haber hecho de la Iglesia el centro de todo, desplazando del horizonte el proyecto del Reino de Dios.

Juan Pablo II nos recordó que la Iglesia no es el fin de sí misma, sino solamente “germen, signo e instrumento del Reino de Dios”, pero sus palabras se perdieron entre otros muchos discursos. Ahora se despierta en mí una alegría grande cuando nos llamas a salir de la “auto referencialidad” para caminar hacia las “periferias existenciales”, donde nos encontramos con los pobres, las víctimas, los enfermos, los desgraciados…

Disfruto subrayando tus palabras: “Hemos de construir puentes, no muros para defender la fe”; necesitamos “una Iglesia de puertas abiertas, no de controladores de la fe”; “la Iglesia no crece con el proselitismo, sino por la atracción, el testimonio y la predicación”.


Me parece escuchar la voz de Jesús que, desde el Vaticano, nos urge: “Id y anunciar que el Reino de Dios está cerca”, “id y curad a los enfermos”, “lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”.

Te agradezco también tus llamadas constantes a convertirnos al Evangelio. ¡Qué bien conoces a la Iglesia! Me sorprende tu libertad para poner nombre a nuestros pecados.


No lo haces con lenguaje de moralista, sino con fuerza evangélica: las envidias, el afán de hacer carrera y el deseo de dinero; “la desinformación, la difamación y la calumnia”; la arrogancia y la hipocresía clerical; la “mundanidad espiritual” y la “burguesía del espíritu”; los “cristianos de salón”, los “creyentes de museo”, los cristianos con “cara de funeral”. Te preocupa mucho “una sal sin sabor”, “una sal que no sabe a nada”, y nos llamas a ser discípulos que aprenden a vivir con el estilo de Jesús.

No nos llamas solo a una conversión individual. Nos urges a una renovación eclesial, estructural. No estamos acostumbrados a escuchar ese lenguaje. Sordos a la llamada renovadora del Vaticano II, se nos ha olvidado que Jesús invitaba a sus seguidores a “poner el vino nuevo en odres nuevos”.


Por eso, me llena de esperanza tu homilía de la fiesta de Pentecostés: “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades y gustos… Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes, con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos”.

Por eso nos pides que nos preguntemos sinceramente: “¿Estamos abiertos a las sorpresas de Dios o nos encerramos con miedo a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?”. Tu mensaje y tu espíritu están anunciando un futuro nuevo para la Iglesia.

Quiero acabar estas líneas expresándote humildemente un deseo. Tal vez no podrás hacer grandes reformas, pero puedes impulsar la renovación evangélica en toda la Iglesia. Seguramente, puedes tomar las medidas oportunas para que los futuros obispos de las diócesis del mundo entero tengan un perfil y un estilo pastoral capaz de promover esa conversión a Jesús que tú tratas de alentar desde Roma.

Francisco, eres un regalo de Dios. ¡Gracias!


P. José Antonio Pagola
Sacerdote y teólogo.


martes, 3 de febrero de 2015

Bandidos, Estado y Ciudadanía

En este interesante artículo publicado en la revista Nexos, Joaquín Villalobos hace un análisis del papel de la violencia como agente de cambio social:
"La violencia fue un agente de cambio y un doloroso camino que la parte más civilizada de Europa debió recorrer para construir no sólo sus fronteras, sino los dos grandes pilares en los que hoy descansa su seguridad: el Estado y la ciudadanía."



Bandidos, Estado y Ciudadanía por Joaquín Villalobos