El Consejo Permanente del Episcopado Mexicano ha hecho público este
martes el comunicado "¡Alto a los corruptos!", en el que
manifiesta su gran preocupación por el presente y el futuro del país
debido al grave mal de la corrupción, "que favorece la impunidad y el
enriquecimiento ilícito, la falta de confianza con respecto a las instituciones
políticas, sobre todo en la administración de la justicia y en la inversión
pública, no siempre clara, igual y eficaz para todos".
En su escrito, los prelados afirman que "para hacer frente a este
gravísimo mal se requieren múltiples acciones conjuntas. Entre ellas, la
reforma de leyes y la creación de instituciones que, de forma integral,
coordinada y en tiempo real, prevengan, identifiquen, investiguen y
modifiquen situaciones o condiciones que propicien la
corrupción; sancionen oportunamente a los corruptos y hagan realidad
el resarcimiento de los daños causados".
Asimismo, sugieren que se lleven a cabo las reformas constitucionales y
legales necesarias para atajar el fenómeno y proponen la creación de un
Sistema Nacional Anticorrupción. "Es necesario que las posibles reformas
constitucionales y legales susciten un Sistema Nacional Anticorrupción,
conformado por organismos autónomos que, gozando de independencia, profesionalismo,
confiabilidad, facultades y recursos, incluyan en su rango de acción a todos
los Órganos del Estado a nivel federal, estatal y municipal, sin olvidar a los
poderes judiciales federal y locales, así como a los órganos constitucionales
autónomos", señalan.
"No puede quedar fuera de esta reforma la revisión del 'fuero' del
que gozan algunos servidores públicos y que podría hacer naufragar el sistema
entero si es utilizado como 'escudo' de impunidad. También debe replantearse la
figura del 'juicio político' tanto en sus sujetos como en los supuestos que lo
pueden originar, ya que actualmente existe demasiada discrecionalidad y
laxitud. Es indispensable que el combate a la corrupción no sea usado con fines
de persecución política o de revancha mediática. Cualquier acto de
corrupción amerita por sí mismo todo el peso de la ley", advierten.
Por último, los obispos mexicanos piden "a los legisladores, a los
diversos órdenes de gobierno y a los partidos políticos un decidido y eficaz
compromiso en la lucha contra la corrupción, que provoca innumerables males y
pone en riesgo la confianza, valor fundamental para una convivencia pacífica y
para el progreso. La gravedad del problema exige soluciones de fondo e
inmediatas y no 'maquillajes' que ya no engañan a nadie y sólo exacerban
los ánimos".
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