Comunicado del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso sobre la violencia perpetrada por el Estado Islámico
Ciudad del Vaticano, (Zenit.org) Rocío Lancho García | 658 hitsEs necesario ser unánimes en la condena sin ninguna ambigüedad de los crímenes que se están realizando en Irak y denunciar la invocación de la religión para justificarlos. Así lo ha afirmado el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso en un comunicado publicado esta mañana, en el que también agradecen a todos aquellos que ya han levantado su voz contra estas prácticas indignas del hombre.
Tal y como
se afirma en el texto, todo el mundo asistió sorprendido, a lo que ahora se ha
llamado "la restauración del Califato", que fue abolido el 29 de
octubre 1923 por Kamal Ataturk, fundador de la Turquía moderna. La respuesta a
esta "restauración" por parte de la mayoría de las instituciones
religiosas y políticas musulmanas -se lee en el comunicado- no ha
impedido a los yihadistas del "Estado Islámico" que hayan cometido y
sigan cometiendo actos criminales indescriptibles.
Este Consejo
Pontificio, todos aquellos que están comprometidos en el diálogo
interreligioso, los seguidores de todas las religiones, así como los hombres y
mujeres de buena voluntad, "no pueden hacer otra cosa que denunciar y
condenar sin ambigüedad estas prácticas indignas del hombre".
A
continuación, el comunicado enumera dichos actos criminales: "La masacre
de personas por el solo motivo de su pertenencia religiosa; la práctica
execrable de la decapitación, la crucifixión y la muestra de cadáveres en lugares
públicos; la elección impuesta a los cristianos y a los yazidíes entre la
conversión al Islam, el pago de un tributo (jizya) o el éxodo; la expulsión
forzada de decenas de miles de personas, entre ellos niños, ancianos, mujeres
embarazadas y enfermos; el secuestro de chicas y mujeres de la comunidad yazidí
y cristiana como botín de guerra (sabaya); la imposición de la práctica bárbara
de la infibulación; la destrucción de los lugares de culto y de los mausoleos
cristianos y musulmanes; la ocupación forzada o la profanación de las iglesias
y de los monasterios, el retiro de crucifijos y de otros símbolos religiosos
cristianos así como los de otras comunidades religiosas; la destrucción del
patrimonio religioso-cultural cristiano de un valor inestimable; la violencia
extrema con el fin de aterrorizar a la gente para obligarles a rendirse o
huir".
Asimismo,
indica que "ninguna causa podría justificar tal barbarie y ciertamente no
una religión". El Pontificio Consejo añade que "se trata de una
ofensa de extrema gravedad hacia la humanidad y hacia Dios que es el creador,
como lo ha recordado a menudo el papa Francisco".
Por otro
lado, el dicasterio vaticano recuerda que "cristianos y musulmanes han
podido vivir juntos -con altos y bajos- a lo largo de los siglos, construyendo
una cultura de la convivencia y una civilización de la que están
orgullosos". Y es sobre esta base que, en los últimos años, "el
diálogo entre cristianos y musulmanes ha continuado y se ha profundizado",
explican.
Además, el
comunicado observa que "la situación dramática de los cristianos, de los
yazidíes y de las otras comunidades religiosas y éticas numéricamente
minoritarias en Irak, exige una toma de posición clara y valiente por parte de
los responsables religiosos, sobre todo musulmanes, de las personas
comprometidas en el diálogo interreligioso y de todas las personas de buena
voluntad. Todos deben ser unánimes en la condena sin ninguna ambigüedad de
estos crímenes y denunciar la invocación de la religión para
justificarlos". Si no, "¿qué credibilidad tendrán las religiones, sus
seguidores y sus jefes? ¿Qué credibilidad podría tener aún el diálogo
interreligioso pacientemente perseguido en estos últimos años", se
pregunta el dicasterio.
Finalmente,
los líderes religiosos son también llamados a ejercitar "su influencia
sobre los gobernantes para el cese de estos crímenes, la punición de aquellos
que los comenten y la restauración del Estado de derecho en todo el país,
asegurando el regreso de quien ha sido expulsado". Y concluyen el comunicado
recordando "la necesidad de una ética en la gestión de las sociedades
humanas, estos mismos líderes no dejarán de subrayar que apoyar, financiar y
armar el terrorismo es moralmente reprochable".
Las últimas
palabras del comunicado del Pontificio Consejo son un agradecimiento a todos
los que ya han levantado su voz contra el terrorismo, en particular el que usa
la religión para justificarlo. Y así, unen sus voces a la del papa Francisco:
"El Dios de la paz suscite en todos un auténtico deseo de diálogo y de
reconciliación. La violencia no se vence con la violencia. La violencia se
vence con la paz".
(12 de agosto de 2014) © Innovative Media Inc.
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